Quiero despedir este año agradeciendo a todos los visitantes del Blog y especialmente a mis alumnos, por haber llegado en 4 años a los 2.000.000 de visitas.
Y para que a la vuelta de las vacaciones estemos todos con las pilas cargadas, me adhiero a la magnífica carta del profesor Pablo Poó Gallardo (Profesor de Lengua castellana y Literatura en la
ESO), que comparto con vosotros a modo de reflexión.
Podéis encontrar la carta en el siguiente link:
Espero que estés fastidiado por haber suspendido. Si te da igual es una
mala, muy mala señal.
Siempre me preguntas lo mismo: "¿Para qué quiero estudiar si yo
voy a trabajar en el campo?" o "¿Para qué quiero estudiar Lengua si
voy a ser peluquera?". No sabes nada de la vida; y no lo sabes porque lo
tienes todo. A pesar de que en casa no entra mucho dinero, nunca te ha faltado
de nada, porque tienes unos padres que se parten el lomo por ti para que,
precisamente, nada te falte: tienes tu móvil, tus sudaderas un tanto horteras,
te pagan tus botellones, tus videoconsolas. De puta madre todo.
Pero la vida no tiene nada que ver con la burbuja utópica en la que os
envolvemos durante toda la ESO. La vida es una putada; y no te espera, no te
comprende y no te hace recuperaciones. ¿Crees que cuando vayas a echar una beca
fuera de plazo te van a aceptar la solicitud? Aquí puedes traer la autorización
para una excursión cuando te salga del alma, hasta te la cogemos en la misma
puerta del bus: pobrecito, no se vaya a traumatizar. ¿Crees que si no llegas a
la nota media del ciclo que quieres estudiar vas a entrar por tu cara bonita?
No, te vas a quedar en tu casa y te vas a comer tu título de secundaria con
patatas.
La vida no es la ESO, desconfía de todos aquellos que quieren que seas
feliz entre los 12 y los 16. Cuando seas mayor de edad les vas a importar un
pimiento: "Hicimos todo lo que pudimos, adaptamos las asignaturas que no
aprobaba, firmamos compromisos educativos por su mal comportamiento, le hicimos
rellenar cuatrocientas doce fichas de reflexión... no entiendo qué pudo
pasar". Pasó que menos prepararos para la vida, hacen con vosotros de
todo; y luego, en tu ciclo, cuando te pongan un examen de más de dos temas, no
vas a tener genitales de aprobarlo. No porque seas tonto, sino porque no te
hemos enseñado a estudiar, ni a esforzarte, ni a pensar. Y dejarás el ciclo y
volverás a tu casa con un papel que pone que has terminado la ESO y que ya me
contarás para qué te sirve. Pero los que quisieron hacerte feliz hasta los 16,
hicieron todo lo que pudieron, no vayas a pedirles cuentas. Estarán liados con
otra generación.
A mí me importas de verdad porque nuestra relación no se acaba cuando
cumplas dieciséis, yo he firmado contigo un contrato de por vida.
¿Qué clase de contrato vas a firmar, si no te enteras de lo que pone en
los textos que leemos en clase? Cuando te des cuenta, y eso con suerte de que
te contraten, habrás estampado tu firma sobre un sueldo de mierda o sobre una
jornada laboral eterna. Y si no haces lo que te dicen y como te lo dicen, a la
calle. No eres especial, hay treinta más como tú deseando coger ese hipotético
puesto de trabajo. Hipotético significa supuesto. Supuesto, imaginado.
No te hace falta el Romanticismo para trabajar en el campo, tampoco
para coger rulos, pero sí para saber que, hace doscientos años, unos cuantos
tuvieron el valor suficiente para hacerles frente a las normas de una sociedad
que creían injusta, con la que no se sentían identificados. Y tú, que no tienes
referentes culturales, que leemos cualquier texto y, en cada línea, hay tres
palabras que no entiendes porque es la primera vez que las escuchas, pensarás
que hay cosas imposibles porque, simplemente, mientras rellenabas fichas de
reflexión, nadie te enseñó que, antes que vuestra merced, varias generaciones
ya lo habían conseguido.
Cuando te hablen desde el atril, aplaudirás como un idiota, te creerás
sus monsergas; y todo porque no tienes sentido crítico. Porque nos tienen tan
ocupados con la burocracia y con las nuevas triquiñuelas de cada ley educativa
que nos imponen para aprobaros por la cara que ya no os enseñamos a pensar. Te
echarás piedras sobre tu propio tejado sin darte cuenta, pero luego irás al bar
y, en la barra, repetirás lo que quieren que repitas y, entre tus chapucillas y
el paro, irás tirando.
Que no, que la vida no es como la ESO. Que estudiar asignaturas
distintas te sirve para ampliar tu cultura y, con ella, tu mente. Parece
mentira pero, en las mentes abiertas, es más difícil entrar. Una mente simple
se conquista fácilmente, solo tiene una puerta. No puedes terminar una maratón
si nunca has entrenado, por mucha capacidad física que tengas. No puedes
terminar un ciclo o un bachillerato si antes no has adquirido un método y un
hábito de esfuerzo y estudio.
Siéntete mal por no haber aprobado, piensa que tu futuro depende en
gran parte de lo que hagas ahora. Y, a partir de enero, vas a venir aquí a
dejarte la piel: vas a dejar de dormir en clase y pensar que no puedes solo
porque no lo intentas; vas a demostrar que no necesitas que te bajemos el
nivel, porque sabes que tienes capacidad de sobra. A partir de enero me vas a
entregar todo lo que te pida y como te lo pida, porque si no, pequeño, estás
perdido. No ahora, seguramente te sacarás el título. Lo sabes tú y lo sé yo.
Pero a mí me importas de verdad porque nuestra relación no se acaba
cuando cumplas dieciséis, yo he firmado contigo un contrato de por vida.